Hace algún tiempo en un bar
Conocà a un buen señor de cierta edad
Un ejecutivo
Jefe de una empresa de publicidad
VestÃa traje de tweed
OlÃa a un perfume de Givenchi
Y sin ningún motivo
Se acercó hasta mà mesa y me dijo asÃ
Dime muñeca, ¿no me encuentras atractivo?
Vente muñeca, te invito un aperitivo
Rufino
Me lleva a jugar al casino
Rufino
Me invita a comer langostinos
Me gusta verle bailar
Con su aire de pingüino
Rufino es
Libertino, divino y superficial
Anoche lo encontré
Sentado en la terraza de un café
Disfrazado de moderno
Los años embutidos en un corsé
Bebiendo un daiquiri
Oliendo a su eterno Givenchi
Enfrascado en la lectura
Por fuera la luna, dentro el ABC
Dime muñeca…
Rufino…
Dime muñeca…
Rufino…